Como lo aseguró el Dr. Edward Bach, el dolor debe interpretarse como un aliado del organismo que avisa de que “algo” anda mal y que es necesario encontrar el verdadero origen del problema sino, la solución terapéutica para aliviar el dolor será temporal y éste volverá a reaparecer.

Son muchas y de distintos sistemas, las esencias florales que actúan sobre las emociones que depositamos en nuestra espalda y columna vertebral, pero de fundamental importancia es, Lilac, que se encuentra disponible en varios sistemas como el Californiano.
Esta esencia influye principalmente sobre la columna vertebral, actuando de forma inmediata, de manera que puede ser aplicada por un quiropráctico o un osteópata justo antes de practicar un ajuste espinal. Asimismo, genera anticuerpos para las inflamaciones de la columna, purifica y remplaza el fluido espinal si se ha extraído algo para exámenes médicos, alivia las parálisis producidas por pellizcos de los nervios espinales y dispersa la solidificación de las vértebras provocadas por varias enfermedades.
Esta esencia activa la kundalini permitiendo que la energía fluya por la columna alineando todos los chakras, de modo que cualquier persona que trabaje con el cuerpo puede usarla con éxito.
La razón por la cual tiene tanto efecto sobre la columna vertebral es porque alinea los cuerpos etérico, mental y espiritual. Asimismo, la asimilación de calcio, lecitina y todas las vitaminas B se ve notablemente favorecida por la esencia.

Lilac puede utilizarse sola, en una fórmula floral, combinada con otras esencias, o bien en forma externa, en aplicaciones locales sobre las zonas dolorosas de la espalda.

Lilac nos enseña a elevarnos hacia la luz y erguirnos, en el sentido físico del término.