La muerte como un catalizador del crecimiento y la comprensión.
- 20 Noviembre, 2015
Los chicos que crecen en el seno de una familia en la que el padre o la madre tiene una enfermedad mortal, pueden reaccionar en diversas formas. Comúnmente, los adolescentes se ven más afectados que los niños muy pequeños y el grado de afectación depende mucho de la filosofía de ambos padres y de lo dispuestos que estén para hablar abierta y francamente a sus hijos acerca de las posibles tormentas de la vida. Los niños a quienes se ha permitido participar en la muerte de un abuelo o pariente a una edad temprana, generalmente están mejor preparados, más tarde en la vida, para el caso de que un padre o un hermano esté mortalmente enfermo.
Cuando los adolescentes responden a la enfermedad fatal de un padre volviéndose abusivos o ingobernables, necesitan la extraordinaria comprensión de una persona objetiva que interprete sus actos como una defensa contra el temor de la pérdida inminente.
Es importante que a los niños, especialmente los hermanos, se les permita compartir con el enfermo sus últimos días, si es en el hogar, y también que asistan al funeral, a menos que ellos no lo desee.
Una luz que se apaga, de Elizabeth Kübler-Ross es una excelente guía para encontrar la paz tras enfrentar, comprender y aceptar la muerte de un niño.